PLATOS ROTOS 9
Sin tu altivez,
pero nadie lo entendió:
la mía era un boceto de tu suerte
que dejaste abandonado a la mía.
Tampoco lo entenderían ahora,
tampoco,
joder.
Porque yo ando con las manos
que me diste al enseñarme derrotado
tu corazón.
Y estas parecen recién lavadas,
como la nieve en Berlín
o la nieve en el tabique que casi pierdo
por recordar dónde te dejé sin palabras.
Fue en un sueño y yo nunca supe dormir,
claro que,
lo preparaste a tiempo
de que yo retrasase el que te quedaba.
Soy demasiado guapa para salir ganando,
saldré por todo lo alto y,
después,
simplemente caeré.

Pum
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