PLATOS ROTOS 5





Sólo se sabe entrar.


Si quieres salir, 

tendrás que comprar una caja de madera 

con el poco calcio que te queda. 


Lo que me queda a mí de mí,

algún pequeño gesto,

poco más: no se puede incinerar. 


Tampoco el viento,

que arrastra mi último arrullo,

me lo permitiría. 


Este sobrevivirá en la oscuridad para que mis pulmones y mi color favorito vayan de la mano,

como dos gemelos,

donde uno arrastra muerto a otro. 


Sólo podré estar en calma,

si vuelves a ser una tormenta 

sin escrúpulos.


Lo harás.


Llevo demasiado tiempo 

sentada en un clavo 

viendo cómo te vas. 


Alguien pasará sobre mí

y acabaré clavada en tu pupila

para que no olvides qué es poesía.


Te he dicho que te mueras ya un par de veces. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares